¿Qué es la ironía dramática en la escritura? Definición y ejemplos

¿Alguna vez has deseado poder apartar a un personaje y explicarle la situación? «No te preocupes, Romeo-Julieta está fingiendo», podrías decir. Si has tenido esa sensación, el escritor está utilizando la ironía dramática, una estructura narrativa en la que el lector tiene más información que los personajes. La ironía dramática puede crear contraste, tensión y suspense en la escritura. También puede usarse con fines cómicos, para hacer partícipes a los lectores de una broma.

¿Qué es la ironía dramática en la escritura?

El propósito de la ironía dramática en la escritura creativa es implicar al lector en la historia. Para ello, el escritor privilegia al lector con información que los personajes no tienen. Esto crea una sensación de tensión entre lo que el lector sabe y el comportamiento de los personajes.

Cuando el lector sabe lo que va a ocurrir, se interesa más por cada paso que conduce a ello, sobre todo cuando el personaje parece dar un paso en falso o equivocarse. El escritor puede utilizar esta tensión para crear suspense, contraste o humor.

Probablemente estés familiarizado con la sensación de ironía dramática en las películas de terror: es saber que el psicópata asesino se esconde en la casa mientras tú le gritas a la pantalla: «¡No entres ahí!». En la escritura, la ironía dramática puede ser más sutil, y pueden ser necesarios muchos capítulos para que una situación revele toda su verdad. Cuanto más se alargue la ironía dramática, mayor será el interés del lector.

¿Cómo funciona la ironía dramática?

La ironía dramática consta de tres fases: preparación, suspense y resolución.

En la fase de preparación, el público recibe información que algunos de los personajes desconocen. En Romeo y Julieta, el lector sabe que el «veneno» de Julieta es en realidad un elixir que la hará parecer muerta. Esto se demuestra en voz baja al lector, pero ningún otro personaje -especialmente Romeo- es consciente de esta verdad.

El suspense es la forma en que se desarrolla la historia en función de la información que conocemos y de cómo actúan los personajes. A menudo es durante la fase de suspense cuando se revelan las consecuencias de lo que sabe el público, y lo único que podemos hacer es seguir leyendo para averiguar qué ocurre a continuación.

En la fase de resolución, se revela todo el significado de la ignorancia del personaje. Este momento puede ser impactante, trágico o cómico.

¿En qué se diferencia de la ironía verbal y de la situacional?

La ironía es un excelente recurso literario para invertir las expectativas de los lectores. Hay muchos tipos de ironía. Los tres que encontrarás habitualmente en la escritura son la ironía verbal, la situacional y la dramática.

La ironía verbal se basa en la redacción de la historia. Es diferente de la ironía situacional o dramática, que se basan en la estructura de la historia. En Orgullo y prejuicio, de Jane Austen, el Sr. Darcey dice que Elizabeth Bennet es «. . . tolerable pero no lo bastante guapa para tentarme», cuando sabemos que es todo lo contrario. Se trata de una ironía verbal, en la que las acciones del personaje se contradicen directamente con algo que ha dicho.

  • La ironía situacional es similar a la dramática, en el sentido de que ambas se basan en la estructura de la historia para exponer una discrepancia. La diferencia clave entre la ironía situacional y la dramática es cuándo se revela la verdad al lector. Si el lector se entera de la verdad junto con el personaje, se trata de ironía situacional. Si el lector se entera de la verdad antes que el personaje, es ironía dramática.
  • La ironía dramática también es similar a la prefiguración. La prefiguración es un elemento de la trama que alude a algo que está por venir en la historia. El autor puede utilizarla para crear tensión en el lector y prepararlo para una gran revelación o un giro argumental. Pero la prefiguración no tiene por qué ser obvia y a menudo pasa desapercibida para el lector hasta que se produce la revelación. En cambio, la ironía dramática exige que el lector entienda hacia dónde se dirige la historia. La prefiguración puede utilizarse para intensificar la ironía dramática, pero son mecanismos diferentes.

Reglas para estructurar la ironía dramática

  1. Decida qué información necesita saber el lector. Este conocimiento acompañará al lector durante toda la historia, por lo que debe reflejar una tensión central de la historia.
  2. Exponer la ignorancia del personaje. Demostrar al lector que sabe algo que el personaje ignora. Esto puede demostrarse a través del diálogo, el comportamiento o poniéndolos en una situación en la que se beneficiarían del conocimiento. No hace falta que sea muy elaborado; puedes incluir la ironía dramática en una o dos frases.
  3. Decide cuánto tiempo vas a mantener al personaje en la oscuridad. Cuanto más se alargue la situación, mayor será lo que está en juego.
  4. Escenifica la resolución. Hay muchas formas de revelar la verdad a los personajes de la historia: asegúrate de que tu escena refleja el efecto que pretendes crear. Si quieres que la situación genere humor, no resuelvas las cosas hiriendo a los personajes (a menos que te decantes por el humor negro). Por el contrario, si tu historia pretende ser una tragedia, no resuelvas la ironía dramática con un pequeño malentendido.

Ejemplos de ironía dramática en la escritura

Romeo y Julieta, de William Shakespeare

Uno de los ejemplos más famosos y directos de ironía dramática se encuentra en Romeo y Julieta, donde los personajes titulares mueren suicidados porque desconocen los planes del otro. Mientras tanto, el lector se sumerge en una sensación de terror, sabiendo desde el principio cómo podría evitarse el trágico final.

La Odisea, de Homero

En el poema épico de Homero La Odisea, Odiseo regresa disfrazado a casa de su esposa, Penélope, para poner a prueba su fidelidad. El lector está al tanto del plan, lo que crea una sensación de suspense al preguntarse cómo se comportará Penélope.

Matadero cinco, de Kurt Vonnegut

La novela de Kurt Vonnegut Matadero-Cinco está plagada de ironía dramática, ya que su protagonista salta adelante y atrás en el tiempo, permitiendo al lector vislumbrar el futuro. En un momento dado, uno de los personajes describe el traslado de prisioneros estadounidenses a Dresde, diciendo:

«Por cierto, no hay que preocuparse por las bombas. Dresde es una ciudad abierta. No está defendida y no contiene industrias bélicas ni concentración de tropas de importancia».

A estas alturas, el lector ya sabe que Dresde sufrirá un bombardeo masivo.